Los receptores sensoriales son células especializadas que detectan estímulos del entorno y los convierten en señales eléctricas. Estos receptores se encuentran en diferentes partes del cuerpo y son responsables de nuestros sentidos, como la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato. Cada tipo de receptor está diseñado para responder a un tipo específico de estímulo, como la luz, el sonido o la presión. Cuando un receptor sensorial activa una señal eléctrica, esta se envía al sistema nervioso, que la interpreta y nos permite percibir el mundo que nos rodea. Por ejemplo, los fotorreceptores en los ojos responden a la luz, mientras que los mecanorreceptores en la piel detectan la presión y el tacto.