Los linfocitos son un tipo de célula del sistema inmunológico que juega un papel crucial en la defensa del cuerpo contra infecciones y enfermedades. Se producen en la médula ósea y se clasifican principalmente en tres tipos: linfocitos T, linfocitos B y linfocitos NK. Cada tipo tiene funciones específicas, como reconocer y atacar células infectadas o producir anticuerpos. Estos glóbulos blancos son esenciales para mantener la salud y combatir patógenos como virus y bacterias. Los linfocitos T ayudan a coordinar la respuesta inmune, mientras que los linfocitos B son responsables de la producción de anticuerpos que neutralizan a los invasores.