La libertad económica se refiere a la capacidad de los individuos y empresas para tomar decisiones económicas sin interferencias excesivas del gobierno. Esto incluye la libertad de elegir cómo trabajar, invertir y gastar dinero. Un entorno de libertad económica fomenta la competencia, la innovación y el crecimiento económico, lo que puede llevar a un aumento en la calidad de vida. Los países con alta libertad económica suelen tener mercados abiertos, protección de la propiedad privada y un sistema legal que respalda los derechos de los ciudadanos. Estos factores contribuyen a un clima favorable para los negocios y la inversión, lo que a su vez puede generar empleo y prosperidad.