La Virgen María es una figura central en el cristianismo, reconocida como la madre de Jesucristo. Se la venera en muchas tradiciones religiosas, especialmente en la Iglesia Católica, donde es considerada un símbolo de pureza y compasión. Su vida y virtudes son celebradas en numerosas festividades y oraciones. María es también un modelo de fe y obediencia a la voluntad de Dios. En el Nuevo Testamento, se la menciona en varios pasajes, destacando su papel en la Anunciación y en la vida de su hijo. Su imagen ha inspirado a artistas y creyentes a lo largo de la historia, convirtiéndola en un ícono espiritual.